Los autónomos españoles somos testigos de vivir en un país muy dado a las improvisaciones ya las leyes poco elaboradas que fracasan en la realidad. Son muchos los ejemplos que podrían mencionarse: Ley de Segunda Oportunidad, IVA de Caja, Ley de Morosidad, Ley de Reformas Urgentes del Trabajo Autónomo,
con sus múltiples restricciones y deficiencias, etc. Unos y otros Gobiernos se parecen esencialmente en su vicio de aprobar leyes y normativas que naufragan en la práctica.
Esto se evidencia con la reciente Ley de Registro Horario, que ha encontrado grandes obstáculos para su aplicación, creando también, entre los autónomos empleadores obligados a su cumplimiento, incertidumbre, dudas y asombro, porque más de 600.000 pequeñas empresas no tienen lo que en rigor es un centro de trabajo.
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